¿Llegará la impresión de alimentos 3D a nuestros hogares algún día?

En los últimos años, la llegada de las impresoras 3D están cambiando poco a poco la manera de entender la fabricación, y es que hoy en día cualquier persona puede tener una de estas impresoras en casa y es capaz de crear objetos para su uso y disfrute, con mayor o menor calidad, pero por un precio módico y adaptado siempre a sus circunstancias. Las  impresoras 3D se ven como el futuro de la ingeniería, incluso en la medicina, para crear prótesis a medida y con mucha calidad.

Pero no solo eso, sino que también se han lanzado ya las primeras impresoras 3D de comida. En realidad, este aparato funciona casi como un robot de cocina, solo que se puede escoger el diseño y la cantidad de lo que vayamos a tomar gracias a diseños ya preestablecidos que pueden crearse o descargarse de la red. Estas primeras impresoras 3D están dando mucho que hablar y por ahora solo forman parte de algunos restaurantes y sitios muy exclusivos, pero tal vez en el futuro puedan llegar a cada hogar.

¿Cómo funcionaría una impresora de alimentos 3D?

El proceso de trabajo de estas impresoras 3D de alimentos no es sencillo de explicar, pero podríamos decir que se asemeja mucho al de una impresora cualquiera. Por ejemplo, la máquina Foodini, creada por la empresa española Natural Machines, cuenta con cinco “recipientes”, cada uno destino a un ingrediente. Cuando introducimos el diseño y el plato que queremos hacer con los ingredientes que tenemos en la máquina, la impresora se encarga de crearlo a través de la adición de pequeñas capas de cada ingrediente, tal y como viene en el diseño. Como decíamos antes, se puede asemejar a algunos robots de cocina, aunque más vanguardistas.

¿Cuál sería su precio?

Si ya estás frotándote las manos y pensando en todas las posibilidades que te ofrece una de estas impresoras para hacerte con una de ellas en cuanto puedas, ve ahorrando, porque como entenderás, no son precisamente baratas. Foodini, de la que hablamos arriba, saldrá a la venta por un precio en torno a los 1.000 dólares, mientras que hay otras opciones algo más pequeñas que pueden rondar los 600 euros. Como Bocusini, que ofrece una versión junior para aquellos que necesiten solo platos pequeños y no quieran gastar demasiado dinero en un aparato que, al final, necesita todavía perfeccionarse con el tiempo y la experiencia.

¿Podría imprimirse cualquier tipo de alimento?

Según están avanzando los tramos de adecuación de estas impresoras, parece que dentro de poco podremos preparar cualquier tipo de plato con ellas, aunque la impresión de alimentos quedará supeditada a los ingredientes de los mismos. Por ejemplo, es poco probable que una impresora de este tipo pueda imprimir frutas o verduras ya listas para comer, porque esos alimentos necesitan de un proceso de crecimiento diferente. Eso sí, se está avanzando mucho ya que las primeras impresoras solo podían imprimir pequeños snacks o galletas, y ahora los últimos modelos preparan platos increíbles y son capaces incluso de realizar pizzas, con todo lo que eso conlleva.

¿Incluiría todos los nutrientes, vitaminas y demás componentes de ese producto?

Todo dependerá de los ingredientes con los que preparamos la impresora para que imprima los alimentos, pero en principio deberían mantenerse todos esos nutrientes y vitaminas que traen de por sí las frutas, verduras, la carne o el pescado, ya que simplemente estaríamos imprimiendo el plato según la receta, sin que el proceso se lleve por delante lo mejor de esos alimentos. Dependerá también de la propia impresora 3D y de la manera en que realice las impresiones. Estas máquinas buscan facilitar la tarea de cocinar sobre todo, y hacerlo más rápido y sencillo, sin que se pierda la parte sana, así que será imprescindible que los alimentos conserven todo su aporte nutritivo.

¿Su textura y su sabor serían iguales o es solo apariencia y estética?

Los primeros platos que se han logrado imprimir en estas máquinas saben bastante bien y han dejado muy satisfechos a las personas que los han probado, aunque es cierto que parte de la textura puede cambiar, porque estamos hablando de impresoras que crean un plato según unos baremos introducidos. Cada cual tiene sus gustos y por supuesto, algunos prefieren la sopa algo más densa y otros más líquida, o el helado, que también puede imprimirse, más acuoso o más duro.